Y perdone usted señora pero cuando el alma llora el silencio no es remedio para calmar el sufrir (Hasta ayer – M.A.)

He comenzado a contemplar mi vida como algo exterior, he recaído en el vacío de esa nostalgia inexistente que me embarga a esta misma altura del año. Odio este mes, al igual que a los siguientes.
Comienzo a plantearme una vez más el destino de mi vida, pero sigo pensando que soy invisible. Doy mi mejor esfuerzo, no puedo contra todo; se me delega un poco, pido más, lo arruino otra vez. Deseo ser invisible…. Deseo concedido.
Le temo a esta época del año, debo confesarlo. Tal vez el frío, tal vez mi soledad, o las risas ajenas que no llego a asimilar han hecho de mí algo nulo, algo sin sentido; como los ejercicios de matemática que el profesor explicaba hoy en el pizarrón.
Fastidio, enojo, desespero… me doy por rendida. No soy lo suficientemente valiente para continuar. He comenzado a pensar y, entre verso y pensamiento, comprendí que soy débil, soy tonta, soy invisible una vez más… creando expectativas falsas ante los demás.
Me dicen: “eso es tonto, a mí me sucedió algo peor”; sólo asiento con la cabeza y sonrío… o eso intento. Busco la manera de escabullirme, huir a mi lugar feliz, buscar esa paz que hace mucho he extraviado, es mi tiempo de hibernar.
Dibujo corazones, en verdad no sé por qué lo hago. Nada de amor, me repito; tú eres de piedra, continúo.
Sueño, ¿hacia dónde huiste?; fortaleza, ¿es que juegas a las escondidas? Un regaño no por favor, nadie entiende, nadie quiere entenderme, nadie lo intenta. Todos se detienen en mí y piensan “pobre chica”, dicen ya todo pasará pero ¡NO!, eso es mentira ESO siempre vuelve, siempre está perenne, no tiene precio de retirada.
Encontrar unos brazos capaces de contener tantas cosas guardadas, ¡qué intento fallido! Amor, amor, amor comienzo hablando de desdichas pero estás  tú siempre presente. Soy de piedra; no, jamás te enamores, no pierdas. Pero entre más dura el juego de la piedra, más te veo en visiones, te sueño, te huelo, te siento… mas no te tengo.
Intento pensar con claridad, pero los recuerdos se han vuelto más pesados. No sé qué busco, no sé qué pretendo lograr, no sé quién eres y eso es lo que más duele.
Tengo que dormir, tal vez sólo sea eso que necesito. Lágrimas, por favor cesen de correr o legren someterme que no me gusta el intermedio. Es lo último que me falta intentar pero no debo. No, no dormiré llorando una vez más; no, no duermas ahora que tus lágrimas son más pesadas; no, por favor, no duermas; no.


0 hh!:

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