Son las 2.55 am y aún el sueño huye de mí. Estoy recostada en mi cama mirando al techo intentando callar a los monstruos de mi mente y corazón que no se intimidan ante nada… ni siquiera ante tu indiferencia. Maldito corazón de torpes caídas moldeadas y renacimientos veloces. ¿Por qué sentir si tu única labor es palpitar? ¿Por qué no te vuelves piedra para ayudarme a salir victoriosa de esta?
Hasta el silencio de la noche comenzó a sentirse incómodo porque ha comenzado a gritar. No sé que tiempos eran mejores, si cuando este gritaba un nombre mudo y sin forma o clamando piedad con tu nombre retumbando en mis oídos invisibles de lo que sea que me haga sentir esto.
Manoah… siento que ya debería soltarte, dejarte ir pero no puedo. Siempre he sido débil y torpe pero jamás me rindo tan fácil; es por eso que siento que no he dado suficiente, que ha pesar de todo aún me quedan piezas por mover y puedo seguir luchando por crear memorias.
Gracias inconsciente por recordarme el tipo de infame galán que se convertía al salir de nuestro mal armado mundo feliz. No, por favor, no digas que te odio; jamás podría hacerlo… ¿es que no notas por sobre todo que aún te amo hasta sin fuerzas?
Todo mi corazón se apoderó de mi cuerpo, este late con fuerza y siento como las vibraciones se remitan a cada célula de mi cuerpo convenciéndolas de que viven. No, no llamen a Manoah que no está, se fue sin pensar en ustedes, no las quiere ¿por qué no lo entienden, malditas masoquistas?
Basta de escribirte, basta de hacerte un santuario a puño y letra y también virtual, basta de alimentar tu ego malicioso que no supo decidirse a tiempo, basta de todo ¡Me tienes harta! Hubiera sido menos doloroso abrirte las piernas que mi mente y corazón.
No más música por hoy, ya no aguanto identificarte en cada son y letra e imaginar tu maldita foto como si a la que miraras realmente fuera a mí.
¿Por qué tuve que encontrarte hoy? ¿Por qué me puse como una maldita gelatina y huí como quien ha cometido un delito? Me siento sucia de siquiera pensarte y creer que tuve la inmadurez de creer en tus palabras.
Tienes que salir de aquí, de donde sea mío que te hayas metido. Tienes que salir ya o venir a buscarme antes que a mi debilidad le salgan cojones y esta misma te eche de mí.
0 hh!:
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