He comenzado a temerle a mis días de verano un poco más que a mi propia vida. Vida que tiene mucha mierda, mierda que no se va, que no se va y regresa con más fuerza, fuerza que se atiborra ante situaciones de alegría tan solo para tomar impulso, impulso que más que eso debería ser llamado venganza.
Le he tomado importancia al hecho de querer comenzar una nueva vida o al hecho de terminar con esta. Se supone que debo de ser fuerte, la estudiante de psicología aquí soy yo… una psicóloga con instinto suicida, con ganas de ser reversible y poder mostrar también lo que lleva dentro sin necesidad de hablar pero como dijo alguien que ahora no recuerdo: “Comenzamos a disfrazarnos para otros que, a las finales, terminamos disfrazados para nosotros mismos”.
Vida, en qué momento te convertiste en un lío incontrolable; no, no pasa nada, tengo todo controlado, soy la “perfecta” Pamela que siempre tiene todo bajo control.
Por favor mente, cállate! Deja de llamarlo, no puedes hacer más.. no puedo continuar con esto. Entre mi mente, corazón y la boca de mi estómago hay una encrucijada que no puedo amanciguar y que grita tu nombre resucitado como un zombie que de tan solo divisarlo asusta pero viendo detrás de ellos hay mil recuerdos preciados pero continúo temiéndole no por la apariencia, sino porque ahora recuerdo simplemente lo feliz que era con el pequeño rayo de luz que me dabas; asusta, sí, porque recordar solo lo bueno, bonito y grato de todo esto significa que te estoy olvidando, perdiendo, alejando… y en este punto de mi crisis que debí preveer no se si eso sea bueno o malo.
Tengo miedo de todo; de ti, de tus pensamientos, de tu lástima pero por sobretodo le temo al “que hubiera pasado si …” no quiero quedarme queriendo nada, no quiero quedarme queriéndote así como te quiero… o tal vez amo.
Perdóname por ser tan poca cosa y no poder continuar esta batalla que yo misma decidí llamar así; perdóname por no querer seguir conquistándote poco a poco, perdóname por no aspirar a nada más que ser tu amiga y querer quererte en ese silencio no tan secreto que siento que poco a poco me consume pero que a ti te protege de alguna manera. Pero por encima de lo anterior, perdóname por no ser capaz de creerme todo lo anterior como para ponerlo en práctica.
Me siento asustada y enamorada y creo que es momento de partir. Te protegeré de mi maldita forma de ver el mundo y de mi estúpida forma de ser.