Te quiero como lo haría un idiota que ansía tener un rato libre para hablar contigo sobre la primera tontería que se nos ocurra hasta que la rutina llame de nuevo a nuestra puerta.
Te quiero como lo haría un temerario al que no le importaría morir precipitándose por el borde de tu sonrisa. Siempre me hubiese merecido la pena.
También te necesito, sí. Y no sabes cuánto. Tanto como al vodka, a la cerveza, a las depresiones, al sexo, a la vida, a la muere, a los dramas. Todas esas cosas con las que me complico la vida para no aburrirme. Siempre irías directo al ventrículo indicado; una droga al alma de sensaciones.
La mejor obsesión son unas piernas que corran más rápidas que cualquier mentira.
Pero también te odio.
Y ojalá murieras. O mejor aún, ojalá nunca hubieses existido.
Y desaparecieras para siempre, no sólo de la faz de la tierra, sino de la faz de mis recuerdos. Te preferiría siendo droga, puta nostalgia
Aunque todo esto ya da igual. Desde que no me importo yo, no me importas tú.
0 hh!:
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