Mi alma aprendía a alejarse de tu recuerdo, el mentirme diciéndome que ya no te quería comenzaba a funcionarme, mi entereza plantada a puras lágrimas me daba una buena imagen… la chica ruda y dura que era antes de ti.
Ahora que decido desaparecer, incendiar, aniquilar este tóxico y contaminante amor una palabra tuya vuelve a mover mi mudo entero desesperándome como antes pero con sentimientos que carecen de lógica y reciprocidad.
El presente habla con mi pasado y me dicen que aun te amo; el presente habla con mi presente y concluyen que fui una idiota y que aún estoy dispuesta a seguir siéndolo si entre una palabra tuya puedo divisar ese deseo.
La fe que le guardaba al “jamás” y “nunca” se ha ido perdiendo porque ya ni estos obligan al destino a unirte a mí.
Intento leer nuevamente entre líneas. ¿Será que lo dices en serio? No, sólo tratas de convertirme en tu plaza segura. ¿He logrado siquiera entrar en tu mente? Sí, no eres más que un tonto juego. ¿Realmente eres así con todas? Duele pero sí y mi inconsciente toma conciencia que eres un pendejo más.
Duele, carajo! Sí que duele. Pero ¿dónde duele? Nunca fuimos nada y esto no tiene base. A las finales tú no me decepcionaste, todo fue culpa mía esperando demasiado de ti. Una vez más mi torpe mente tratando de protegerte.
Te quiero… sigo considerando que son palabras muy sagradas que no se deben expresar sin sentirlas en verdad; pecado por el cual ya deberías estar sentenciado.
Logro comprender poco… nada. Tu recuerdo agonizante me atrapa, me jala, me uno a él sin saber por qué, no encuentro motivos coherentes para seguir plantada aquí, a tu lado invisible y vacilante que ríe de mi tierna estupidez.
Siempre me soñé dedicándote “Make you feel my love” (A) pero por algo será que el verbo está escrito en pasado.
Justo cuando comenzaba a olvidarte tropiezo nuevamente. Eres muy cruel, la simple realidad. He intentado verte como amigo, mi puto esfuerzo debería ser premiado; pero no puedo concretarlo. No puedo verte como un amigo, ese título es muy simple, le queda demasiado corto a todo lo que sentí por ti, Manoah.
Redactar nuevamente tu nombre entre mis escritos es tan deprimente, destructor, suicida.
Gracias, como te dije, eres el idiota que me hizo saber lo que era estar enamorada. Me consuela pensar que soy del tipo de persona pero no fui la persona y eso, más que consuelo, debería ser llamado tormento.
Encontraré nuevamente fuerzas, lo sé. No volverás a destruirme. Juré que no me afectarías más. Te amo pero ahora seré una desconocida más, alguien pasajero que tan solo exhaló en tu mundo y que tú, en el de ella, pasaste dejándola ciega como suele cegarte el paso de una estrella fugaz.
Seremos dos extraños que presentaron una vez, conversaron cinco minutos o tal vez diez por delicadeza y que se saludan de paso.
Dos extraños que, como marca la cruda realidad, nunca fueron nada.
http://www.youtube.com/watch?v=c_Tt8C_vpqo
0 hh!:
Publicar un comentario