Domingo 1 de diciembre del 2013, 3.46 pm de la tarde y me siento abrumada, escribo directamente en el ordenador porque acercarme a mi cuaderno de memorias es recordarte un poco más. 3.47 y me siento aún más abrumada; los minutos de, especialmente este domingo, se hacen más largos. Ayer salí a caminar en tu nombre; noche, sola, cigarrillo, audífonos, no sé si había luna, aun le guardo cierto resentimiento por su engaño; noche, sola, cigarrillo, audífonos, nada de luna. 3.50 pm y Gianmarco me susurra “reviviré los buenos tiempos en una hoja de papel” y los pedazos que dejaste de mi corazón cantan con él y no puedo callarlos y disimulo mi letargo mirando fotos viejas de cuando era niña. En este domingo, feo domingo, me siento abrumada por tu recuerdo; leo conversaciones de mis fallidos intentos de encontrarte en otras personas, mil apodos, mil corazones, palabras bonitas, no es lo mío, te extraño…. Sobre todo eso, te extraño, intento no extrañarte, duele, te extraño el doble. Y ya pues, que le voy a hacer, te fuiste, me quedé y sufro tu recuerdo, tu ida sin despedida, sufro con dignidad haciéndome la fuerte… haciéndome la fuerte.
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