- ¿A quién?
- A “él”
- ¿Por qué su merecido?
- ¿No querías vengarte?
- No, por primera vez y siendo sincera, no quiero vengarme.
- Pareces muy segura.
- Lo estoy realmente. Él es, hasta el momento, la mejor historia que me ha pasado – me miró con cara de sorpresa mientras asentía al mismo tiempo- No puedo hacerle algo a alguien que sin hacer nada me enseñó mucho.
- Qué linda eres. Sí que te cambió – su expresión facial cambió por completo y me infundió más confianza.
- Cómo es mi vida de jodida ¿no? Tan solo me he enamorado dos veces y en ninguna de esas oportunidades logré algo concreto – reímos de mi mala suerte como quien ríe de una ocurrencia pasajera- Y tengo que agradecerle el que haya logrado cambiarme y créeme que ese agradecimiento será eterno.
- Tienes razón. Entonces yo también tengo que agradecérselo.
- ¿Por qué tendrías tú que agradecérselo?
- Por cambiarte, no por completo; pero por hacerlo y haberme permitido conocer a un ser tan grandioso como lo eres tú – intenté vanamente esconder mis mejillas enrojecidas.
- Me enseñó otro mundo menos rígido, un mundo que me negaba a conocer – continué filosofando un poco para omitir lo dicho por él anteriormente- Y aunque no pasó nada entre nosotros, ni siquiera una salida – dije en tono burlón- fue lo más bonito que me ha sucedido hasta hoy miércoles 20 de marzo del 2013.
- Recuerda los pocos momentos que pasaron juntos.
- Pasaron en un momento donde yo no sentía nada.
- Pero recuérdalo; no sé, las conversaciones bonitas que tenían.
- Créeme que lo hago y mucho. El recuerdo de esas conversaciones son lo más preciado que tengo hasta el momento.
- Ya verás que muy pronto tendrás otras cosas – dijo tratando de borrar mi cara de melancolía, intento que agradecí con una sonrisa sincera.
- Sí, soy consciente de ello. Sé que con otra persona pueden pasar cosas mucho mejores y más bonitas pero siempre quedará él, que me enseñó todo lo que sé de querer así.
- ¿Qué haz pensado hacer entonces?
- Por el momento intento soltarlo y estoy teniendo mucho éxito; sólo recuerdo lo bonito, lo que me hace saber que ya lo estoy olvidando, y trato de verlo sin matices y de manera cruda – hubo un silencio profundo que me devolvió el alma y los latidos a mi corazón – y debo dejar también de asemejar mi vida a una película de Almodóvar.
Reímos y por un instante me sentí feliz, me sentí feliz descubriendo la pureza de su mirada y entendiendo su compleja, cálida y preciosa sonrisa.
0 hh!:
Publicar un comentario